La maquinaria propagandística se ha puesto en marcha una vez más por todos los medios posibles para avalar la reforma laboral que la patronal y sus sindicatos amarillos han pactado con el actual gobierno. Lo que pretendía ser una derogación total se ha quedado en un lavado de cara mientras el panorama laboral demuestra que estamos peor que nunca.
Esta Reforma básicamente afecta tan solo dos aspectos: la temporalidad y los salarios. Por un lado, se limita las causas y la durabilidad de los contratos temporales, eliminando el contrato de obra y servicio. Sin poner remedio a la falta de fijeza de personas interinas o subcontratadas como las kellys. Sin contratos indefinidos no se reduce la temporalidad y precariedad. Por otro lado, se da prioridad aunque solo en la materia de salarios, al convenio más beneficioso entre el sectorial y el de empresa o entre el de la empresa contratada o la contratante. Estas son las migajas que nos ofrecen, a modo de placebo, cuando con la anterior Reforma ya se estimaba que alrededor del 80% de los contratos eran en fraude de ley. Tampoco se ha modificado ningún otro aspecto relativo a revertir el abaratamiento y facilidad del despido o a fijar la actualización salarial de los convenios de acorde al coste de vida. Señalamos que el IPC ha subido un 6% en 2021 y se están firmando convenido con subidas de tan solo el 2%.Si a todo esto le sumamos la subida de la luz, de los productos básicos de consumo, la dificultad de acceso a una vivienda digna y un encarecimiento de la vida en general, no merece ninguna valoración positiva la situación actual. No olvidamos tampoco la siniestralidad existente en el trabajo con la falta de EPI’s (Equipos de Protección Individual), maquinarias deterioradas, grandes ratios de alumnos o pacientes,…
Desde que el Estado es el encargado de mediar y legislar entre el Capital y Trabajo, entre empresa y trabajadorxs, éste se dedica a favorecer más al primero que al segundo. Toda regulación en materia laboral ha ido destinada, desde entonces, a dividir nuestras luchas por sectores, por empresas, a establecer todo un marco de relaciones complejo y burocrático, donde prima la delegación de funciones sindicales en representantes y liberados a sueldo de la empresa o del Estado frente a decisiones colectivas y desde abajo en asambleas. Donde el empresario siempre encuentra la manera de gozar de impunidad para burlar la ley de turno vigente y si te plantas, denuncias o demandas, la respuesta es el despido y un largo proceso judicial. Y cuando el supuesto consenso social se rompe, los piquetes del patrón sacan sus tanquetas y porras como en Cádiz y cuando no mediante multas desorbitadas.
Frente a todos estos abusos, desde la CNT-AIT tenemos clara nuestra posición. Hasta la total derogación de la Reformas laborales de 2012 y 2010, la abolición de las ETT’s, subcontratas, horas extras, la abolición del despido libre y la garantía de unos salarios acordes al coste de vida, no podremos hablar de Reforma beneficiosa para la clase trabajadora.
No compramos la fantasía de que a la patronal se la frena a golpe de decreto del gobierno progresista de turno.
A los explotadores solo se les para a golpe de boicot, huelga y sabotaje.
Nuestra historia, nuestra lucha y nuestra praxis diaria nos demuestra que para defender lo que es nuestro solo nos tenemos a nosotrxs. Que ningún pacto en despachos conseguirá lo que hemos logrado ganar siempre en las calles. Mediante la organización en asambleas en cada centro de trabajo.