Cada vez en más medios libertarios se utiliza como saludo el puño en alto, símbolo socialista y comunista, en vez del histórico y específico del anarquismo: las manos entrelazadas del apoyo mutuo
Es habitual ver cada vez más en nuestra propaganda el símbolo del puño cerrado levantado, en detrimento de las manos entrelazadas. El primero es propio de movimientos socialistas y comunistas y de la izquierda reformista, expresa unidad, fuerza o desafío. El saludo se remonta a la antigua Asiria como un símbolo de resistencia. El segundo es el que históricamente hemos utilizado anarquistas y anarcosindicalistas, expresa solidaridad y apoyo mutuo.
Hay razones de fondo y de forma para prescindir dentro del anarquismo de este símbolo y favorecer las manos entrelazadas, el nuestro de siempre, evitando así confusionismos muchas veces promovidos desde movimientos plataformistas y postmarxistas.
Desde el punto de vista del fondo y de lo que representa el puño en alto (unidad, fuerza, poder popular) tenemos mucho que decir, pues en el anarquismo nuestras ideas van por otro camino. Así, frente a la unidad, que suele encerrar centralismo, autoritarismo y jerarquía, proponemos federalismo, algo que representan mejor las manos entrelazadas (manos diferentes que se unen libremente) Frente a la simbología de fuerza y el poder del puño cerrado, las manos entrelazadas nos hablan de apoyo mutuo, de colaboración entre los oprimidos y oprimidas, de un enlace libre que no conlleva una estructura férrea, sino un pacto que no tiene que ser permanente e inamovible.
Desde el uso histórico es cierto que el puño en alto convivió en ocasiones con el saludo anarquista. En 1917 fue incluso utilizado como logo por la IWW. Sin embargo, este símbolo se popularizó más tarde, durante la Guerra civil española, al ser usado por el bando republicano como saludo, recibiendo así el nombre de “saludo del Frente Popular” o “saludo anti-fascista“. Ya en 1937 vemos que dentro de la CNT convivían ambos por la influencia cada vez mayor de los elementos estalinistas dentro de las estructuras de poder de la República en guerra, en las que la CNT participó. Posteriormente, el saludo se extendió a izquierdistas y antifascistas de toda Europa.
El símbolo de las manos entrelazadas por encima de la cabeza que ha sido utilizado por los anarquistas a lo largo de la historia nos diferencia de organizaciones que dentro del movimiento obrero promueven un comunismo autoritario o un socialismo parlamentario y reformista.
Esta manera de saludar anarquista dio la vuelta al mundo cuando uno de los primeros soldados en participar en la liberación de París de los nazis quedó retratado para la posteridad haciendo este saludo. Era un militante libertario español integrado en la 9ª Compañía de la 2.ª División Blindada de la Francia Libre, también conocida como División Leclerc. Se trataba de una compañía bastante destacada al estar formada casi íntegramente por unos 150 republicanos españoles, gran parre de ellos anarcosindicalistas de la CNT-AIT.
Creo que la cultura ácrata es muy rica en simbología y siempre ha dedicado mucha importancia a su iconografía, una manera de explicar a las masas analfabetas e irredentas las ideas de la emancipación.
Por eso, por respeto a nuestra historia y por expresar nuestras importantes diferencias y matices con otros movimientos surgidos de la clase obrera pero que persiguen objetivos diferentes a los nuestros, es cada vez más necesario recuperar en nuestros actos, en nuestras acciones, en nuestra propaganda, el saludo de las manos entrelazadas, una marca genuinamente ácrata.
ROMERO